A veces sentimos oprimido nuestro corazón. Estamos como enjaulados. Nos identificamos con los pensamientos como si fueran todo nuestro ser. No lo son…
La mente es un instrumento al servicio de nuestra existencia. Somos mucho más que nuestros pensamientos. Sin embargo, a lo largo de nuestra vida, ha forjado una identidad propia, que podríamos llamar ego y muchas veces no nos permite expresar la energía del alma. Vive en el pasado, nos carga con sus condicionamientos o en el futuro, con sus ilusiones o miedos.
Lo único real y verdadero es el momento presente.
Si ponemos plena conciencia en el ahora, en este instante, vivimos con intensidad.
Si logramos identificarnos desde la profundidad de nuestro ser como observadores concientes, podemos escuchar los parloteos de la mente sin sentirnos identificados con ella y dejamos pasar los pensamientos que de otro modo generarían sufrimiento en nuestra vida.
¿Cuantas veces nos encontramos refunfuñando por cosas que nos sucedieron en el pasado y no terminamos de aceptar? Esto genera en nuestra vida emociones de odio, culpa, resentimiento, o también añoranza si se tratara de un recuerdo agradable que quisiéramos volver a vivir. Por supuesto esto no es posible, pertenece al pasado, aunque haya sucedido hace unas horas o pocos minutos atrás. Solo queda agradecer el momento vivido, soltar aquello que nos aferre al pasado y no llevar esa pesada carga.
Otras veces sucede que en lugar de disfrutar lo que tenemos hoy de la mejor manera, nos proyectamos pensando en un futuro mejor. Voy a ser feliz cuando tenga ese auto, o esa casa, o me reciba de tal o cual cosa, o cuanto encuentre a la pareja que me de todo lo que necesito. Es así que nuestra vida se transforma en una ilusión vivida a través de esas proyecciones mentales, mientras el ahora pasa delante nuestro sin que tengamos presencia en él, sin conectarnos totalmente y entregarnos a vivir cada instante.
Necesitamos mantenernos en contacto con nuestro interior, nuestro ser conciente y para ello deberíamos dedicar algo de nuestro tiempo a ejercitar esa conexión ya que a lo largo de nuestra vida nos acostumbramos a manejarnos con patrones mentales repetitivos que, sabemos, no nos ayudan a vivir mejor. Existen herramientas que sirven para ir dándonos cuenta de cuales son esos patrones y empezar a desecharlos. Practicar Meditación, Meditaciones activas grupales, contacto con la naturaleza, flores de Bach, Homeopatía, Acupuntura, Reflexología, Masaje Ayurvédico, Reiki, etc., sirven para armonizarnos y equilibrar las emociones.
En los momentos en que me sentí atrapado por mis pensamientos o emociones encontré útil escribir expresando esos estados, con lo cual sin darme cuenta, los dejé fuera y dejé de identificarme con ellos. Puedes probar tú también si esto te sirve…