Cada día que nace se asoma en el horizonte un gran espejo que nos refleja y recuerda la pureza de nuestra esencia.
Entrega su energía alimentando nuestra vida y la del planeta, que es nuestra casa.
A ese gran espejo lo llamamos sol.
Disfrutemos de su presencia en cada amanecer.
Permitamos que nuestro sol interior vaya a su encuentro,
y asi brillará un poco más.
Ese sol se muestra con toda su fuerza y esplendor. Del mismo modo la vida se nos entrega día a día, y percibimos desde lo profundo de nuestro corazón el palpitar
que nos mantiene en contacto con la verdadera realidad.
Reconocer en nuestra esencia la unión con todo es sabiduría. Vivir siguiendo los mensajes del corazón es coraje y entrega.
Así como las nubes ocultan el sol, a veces nuestros pensamientos actúan como si lo fueran: nublan nuestra visión, nos entristecen. No luches contra ellos. Déjalos pasar. Descansa, como el sol detrás de las nubes, tranquilo, sereno.
Tu sol interior no deja de brillar…
Me identifico con tus palabras. Muchas gracias por ellas...
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