Lo mismo que creemos que nos protege nos aísla y nos oprime hasta matarnos, hasta matar la pura expresión de amor que estamos destinados a mostrar los seres humanos.
Nada cambia esperando que todo cambie a nuestro alrededor, afuera. Todo cambio procede del interior. Milagrosamente cuando recuperamos la conexión con nuestro corazón, nuestra pura esencia, la conexión con todo y con todos, sabemos que no estamos separados del resto. Somos Uno y entendemos que lo que hagamos a nuestros semejantes y a nuestra madre tierra nos lo hacemos a nosotros mismos. Qué mejor entonces que entregarnos desde el corazón y ver que sucede. Podemos seguir intentando, de hecho nuestro ego luchará para que así lo hagamos, encontrar la dicha a través del dinero, las posesiones, el poder, hasta ver una y otra vez que cada vez que creemos lograr estar felices, es solo cuestión de tiempo hasta que vuelva el sufrimiento al perder algo, o la insatisfacción con lo logrado, el vacío. Busquemos entonces la plenitud de nuestro ser abandonando la astucia, la acción interesada, la carrera en que no importa avanzar pisoteando a nuestros hermanos, maltratando a nuestra madre tierra. Despertar a la conciencia individual es ayudar a despertar finalmente la conciencia colectiva, comprender, sentir con intensidad, alinearnos con nuestro corazón es despertar de la ilusión y encontrar la paz.
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