¿Qué sería de un hermoso frasco de perfume, de estilizado diseño, si no contuviera en su interior una dulce fragancia? Un envase vacío…
La obsesión que a veces observamos por la estética del cuerpo, no significa nada si no fluye en él la conciencia y el amor. Allí está la verdadera belleza.
Un cuerpo saludable, en armonía, nos aporta sensibilidad en esta vivencia humana. Puede ser admirado, cuidado, como una parte nuestra divina y maravillosa. Acompañado por el perfume del amor a la vida, completa nuestro existir.
Y la belleza nos acompaña aún con el paso del tiempo y las arrugas en la piel…
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