Existen
muchas soledades.
La
soledad de la semilla acorazada y aislada, mirándose a sí misma.
La
soledad de la piedra, inerte y silenciosa.
La
soledad del hombre dormido, separado del mundo y enfrentándose a él.
La
soledad de buscar dentro nuestro, cuando afuera no hay repuestas.
Y la
alegría de ya no sentirse solo…
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